Coleccionistas, adictos al arte

¿Qué tienen en común Elton John, Jack Nicholson, Graciela de Eleta, Marcelo Narbona, y Anita y Edward Henríquez? La pasión por el arte, esa pasión que lleva a las personas a adquirir obras antes de siquiera tomar conciencia que están haciendo una colección.
Para estas personas, comprar arte no es una experiencia intimidante, al contrario, es embarcarse en una aventura para toda la vida. Uno de los aspectos más gratificantes de adquirir arte es lo que se aprende. Los artistas crean arte que refleja sus experiencias personales y su interpretación del mundo que los rodea. Al aprender sobre la obra de un artista, aprendemos también sobre nosotros mismos y el mundo en que vivimos. Además, tener arte es una estupenda manera de expresarnos como individuos, sin que necesariamente seamos artistas, y comunica nuestros valores y filosofía.
Coleccionar arte requiere sensibilidad, más que poder adquisitivo; los conocedores coinciden en que, en principio, se debe adquirir arte porque nos agrada una obra, porque nos sentimos cómodos viviendo con ella y porque representa una afirmación de nuestro gusto.
Graciela de Eleta
«Que el arte sea una inversión es una consi
Graciela de Eleta comenzó su colección sin quererlo, como casi todos. A principios de la década del ’60 había sido invitada a formar parte del Instituto Panameño de Arte (Panarte), que después evolucionaría en el Museo de Arte Contemporáneo, pero que en ese entonces trataba de abarcar diferentes disciplinas artísticas (teatro, música, artes plásticas).
Algunos años antes, la universidad había despertado su interés por el arte, el cual reafirmó al tener la oportunidad de descubrir frente a frente, en los museos europeos, lo que había visto en libros y diapositivas. Pero fue con Panarte que empezó a entusiasmarse por el arte latinoamericano: tuvo contacto directo con los artistas que participaban en las exposiciones y junto con su esposo, Fernando, empezó a adquirir obras y a empaparse, cada vez más, a través de revistas y exhibiciones, sobre las obras latinoamericanas y sus autores.
¿Cómo decide qué comprar? «Tiene que gustarme el cuadro, tiene que gustarle a mi esposo», claro está que indaga sobre el currículum del autor, escucha la opinión de galeristas reconocidos, se mantiene al día con revistas especializadas y tiene a su haber cuatro décadas coleccionando. ¿El resultado? Pues que ya no le caben los cuadros que tapizan las paredes de su residencia y de su casa de campo. ¿La fórmula para no dejar de coleccionar por la falta de espacio? Muy sencillo, rotar los cuadros. Su afán es contagiar a otros esa pasión compartida con su esposo.
Para Graciela, el goce que se deriva de la apreciación de las obras es incomparable. Siempre entra a su casa por la parte de atrás, por el garaje, y camina por un corredor lleno de cuadros que casi ninguna visita tiene la oportunidad de apreciar. Eso, el poder admirar día a día las obras que con tanto esmero ha seleccionado, es parte de su vida, un gozo muy personal que la llena enormemente.
Marcelo Narbona
«Si no se crean compradores, el arte muere».
Narbona tiene un entusiasmo contagioso, admira el arte en todas sus manifestaciones y procura compartir esta admiración. Comenzó a comprar arte con un presupuesto limitadísimo, pero sin dejar de apartar siempre, aunque fuese una pequeña porción, algún dinero del presupuesto familiar para gozar de lo que es su pasión. Al principio, se concentró en artistas locales, buscando a los que empezaban, siempre que le agradasen sus obras.
Marcelo Narbona no se considera el prototipo de un coleccionista, pues aprendió de su padre el oficio de la fotografía desde muy temprana edad, y el hecho de ser arquitecto le da una trayectoria diferente que lo hace apreciar un cuadro más en su conjunto total.
Unas de las preocupaciones más acuciantes de Narbona es que no haya más personas interesadas en adquirir arte: «Si no se crean compradores, el arte muere», nos dice. Por ello, se ha propuesto compartir su colección lo más posible. Está diseminada por toda la ciudad, a través del Banco General, la Biblioteca Nacional, FETV y otras instituciones que hacen las veces de museos.
Cuando le pedimos que nos diera algunos tips para quien quiera comenzar a coleccionar, su vasta experiencia en el tema se tradujo en tres claras recomendaciones:
- Aproveche la información existente, que ahora está mucho más accesible a través de las nuevas tecnologías.
- No compre cualquier cosa, vaya a los museos, a las galerías y asesórese. Investigue, compre algo que le guste, sí, pero que también tenga futuro.
- El primer cuadro será el inicio, pero no lo adquiera pensando necesariamente que hará una colección, sólo disfrútelo.
Edward y Anita Henríquez
“… Para comprar arte tenemos que sentir esa atracción inmediata entre el artista, lo que él quiere proyectarnos y nosotros mismos».
Hace algo más de una década, Edward y Anita Henríquez aún no habían sido conquistados por el arte latinoamericano. Nos cuentan que este interés se despertó poco a poco, tomándolos casi desprevenidos. Quizás la frecuencia con la que visitaban a un amigo que coleccionaba este tipo de arte, aun cuando al inicio ni siquiera les llamara la atención ni lo entendieran, tuvo que ver con que eventualmente fueran seducidos por lo que ahora es, como ellos señalan, su «adicción».
Hoy en día, cada vez que viajan buscan la guía de galerías del país que visitan, para ver si hay alguna que venda arte latinoamericano, van a ferias y exposiciones, y devoran las revistas y libros especializados en el tema, lo cual les ha servido para pulir su criterio con experiencia y estudio. «Cada vez que salimos de Panamá, parte primordial de nuestro itinerario de viaje es visitar museos y galerías; compramos libros de diferentes artistas y de historia del arte; y también usamos como referencia catálogos de las ventas de las subastas de Sotheby’s y Christie’s», nos cuentan. Coleccionar también les ha abierto las puertas a otro mundo de amistades que comparten esa pasión por adquirir lo que les gusta.
¿Cómo eligen las obras? Su preferencia es en arte figurativo, tanto en pintura como en escultura, y entre sus predilectos están Rufino Tamayo, Mario Carreño, Wilfredo Lam, Ignacio Iturria, Guillermo Muñoz Vera y Julio Larraz. En escultura, han volcado su interés casi exclusivamente en Francisco Zúñiga, un artista que tiene una relación muy especial con la figura de la mujer indígena mejicana. Compran arte que los conmueva, que les «provoque una reacción y/o emoción».
¿Cuál es la pieza que más aprecian en su colección? Quizás un cuadro de Rufino Tamayo, que reposa en su recámara, u otro de Mario Carreño, «Cortadores de Banano», uno de los favoritos de Anita. Realmente, la decisión es difícil. ¿Qué nos recomiendan hacer, a quienes nos interese iniciar una colección? Comprar únicamente piezas que nos gusten lo suficiente como para vivir con ellas por mucho tiempo. Como sabiamente nos dijeron: «El arte debe ser algo que nos llene de alegría la vida».
La pasión por el arte puede iniciarse a cualquier edad. No conoce raza, religión, ni nacionalidad. Por otro lado, no es necesario ser un coleccionista de alta envergadura desde el inicio. Se puede empezar coleccionando dibujos originales sobre papel o gráficas (serigrafías, grabados o litografías), porque lo importante es que le guste el arte. ¿Cuándo se debe comenzar a aprender sobre arte? En cualquier momento. Por eso, asista a las exposiciones en las galerías, visite los museos, infórmese sobre los artistas, no tema indagar… quizás la obra perfecta para usted esté en el cuartito de atrás de una galería o en el estudio del artista. Atrévase a descubrir su pasión, como han hecho tantos coleccionistas alrededor del mundo.