Tratando de ponerme al día
Con frecuencia les pregunto a algunas personas: “¿Cómo les va..?”. Y me dicen: “¡Aquí tratando de ponerme al día!”. La contestación parece salir sin pensar; como si fuera lo más natural del mundo. Y es que, en estos tiempos, todos parecemos estar constantemente atrasados.
Realmente no importa cuán rápidos seamos para hacerlo todo, nunca terminamos de ponernos al día y siempre tenemos círculos sin cerrar. Vivimos a un ritmo frenético –el ritmo del mundo– que nos lleva a hacer más y más cosas cada día para sentir que hemos cumplido.
Pero noto que siempre nos referimos a temas de trabajo, a responsabilidades, a proyectos, a información que tenemos que conocer… A cosas por hacer y a necesidades materiales. Pocas veces hablamos de ponernos al día con nuestros valores. Pocas veces hablamos de ponernos al día con nuestros amigos, con nuestra pareja y con nuestros hijos. En fin, pocas veces hablamos de ponernos al día con lo que acontece en nuestro entorno emocional, y de hecho, muchas veces no sabemos que nuestra alma tiene otras necesidades y otro ritmo.
Se me ocurre que ponerse al día también significa saber qué pasa dentro de nosotros y dentro de nuestros seres queridos. De otra manera, terminamos simplemente existiendo, o viviendo una vida robotizada. Somos huéspedes en nuestra propia casa, diciendo buenos días y buenas noches a los demás huéspedes que habitan en la misma casa, pero sin conectarnos realmente con ellos.
En su libro: Una vida para ser, tener y hacer… lo suficiente, Wayne Muller sugiere que hagamos un alto y tomemos conciencia de la diferencia en los ritmos y la velocidad a las que se mueven el mundo y nuestra alma. Muller insiste en que el ritmo y la velocidad a la que se mueven nuestra alma y nuestro corazón son diferentes, y no se pueden acelerar.
Te propongo estas cinco ideas para ponerte al día y respetar el ritmo y las necesidades de tu alma:
- Conéctate con tus valores. Recuerda cuáles son los aspectos más importantes de tu vida; los que realmente le dan sentido a lo que haces. Simplemente piensa cómo vas a demostrar esos valores en el día de hoy.
- Una vez al día, ponte en contacto con tus propios pensamientos y tus propias emociones. Parece extraño, pero vivimos tan rápido que muchas veces no sabemos ni qué estamos pensando, y mucho menos qué estamos sintiendo.
- Acepta que entender y procesar tus pensamientos y tus emociones requiere un poco de tiempo, y que el ritmo de tu alma es diferente.
- Al final del día, haz un espacio, así sea corto, para procesar todo lo que has vivido, todo lo que has pensado y todo lo que has sentido. Recapitula, ordena, revisa y toma conciencia. Solo así tu alma se sentirá satisfecha.
- Ponte al día con tus hijos. Simplemente colócate mentalmente en sus zapatos por unos 10 minutos. Intenta descubrir qué están pensando y cómo están viviendo su día; qué los motiva y qué les preocupa; y conéctate mental y realmente con ellos.
¿Qué tal si decidimos recordar aquello que es precioso para nosotros…? ¿Qué tal si decidimos reservar un pequeño tiempo, para ponernos al día con algo más tranquilizante y relajante… con algo más profundo y sanador que ese frenético y desesperado anhelo de perseguir todo? Ponernos al día con las necesidades diarias y mantener el ritmo del mundo del trabajo es muy importante. Pero ponernos al día y reconocer las necesidades más profundas y el ritmo de nuestra alma es lo que realmente nos trae serenidad y paz..