Cultura y Gastronomía

Un nuevo museo

Soplan buenos vientos en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC). La Bienal de Arte de este año recibió, en la noche de la inauguración, más de 1000 visitantes. Es un hecho bastante inusitado, pero a la vez una señal de que el MAC puede convertirse en un punto muy atractivo en el itinerario de un número cada vez mayor de personas. Esa es una de las razones por las que la nueva junta directiva del Museo está dispuesta a jugarse sus mejores cartas para consolidar un proyecto que ya se conoce como el “Nuevo MAC”.

La meta: un museo permanente para los panameños
El punto uno de la agenda de la junta directiva es hacer que la colección de obras del MAC sea tan conocida como la galería ambulante que son las puertas traseras de los buses. Y es que, aunque para muchos puede ser una sorpresa, lo cierto es que el Museo posee casi 400 pinturas de los mejores pintores panameños de la década del 60 hasta principios de este siglo, así como valiosas obras de algunos pintores latinoamericanos. Entre su colección se encuentran trabajos de grandes maestros panameños como Alfredo Sinclair, Guillermo Trujillo y Manuel Amador, y latinoamericanos como Armando Morales, Fernando de Szyszlo, Rufino Tamayo y Enrique Grau, por mencionar sólo algunos ejemplos. Adicionalmente, el Museo cuenta con valiosa información sobre el arte panameño de los últimos 40 años.

La meta es, pues, poner en marcha una estrategia para que los habitantes de la ciudad de Panamá, los que la visitan del interior y los turistas, aprecien y disfruten la colección, y, más aún, que los que deseen investigar y escribir la historia de la pintura del país en ese período puedan tener acceso a los catálogos, noticias, entrevistas, críticas y hasta el registro de los compradores de las obras que se han expuesto en el Museo.

La pasión por el arte entra en juego…
A primera vista, la propuesta parece uno de los trabajos de Hércules. Sin embargo, la pintora panameña Coqui Calderón, presidenta de la junta directiva y garante de más de 40 años de trabajo constante en el mundo artístico, asegura que es factible, posible y, de hecho, el proyecto ya se está adelantando.

La relación entre Coqui Calderón y el Museo es larga. Ella no sólo ha expuesto en las salas del MAC, sino que, incluso, recibió en 1983, junto con Graciela de Eleta -la actual vicepresidenta de la junta directiva-, la orden Vasco Núñez de Balboa, como reconocimiento por su papel en la promoción del arte nacional. Se premió a Calderón y a Eleta por su perseverancia y eficiencia para lograr sacar adelante la empresa de convertir el Instituto Panameño de Arte (PANARTE) en el actual Museo de Arte Contemporáneo.

PANARTE nunca tuvo sede propia. A principios de los años 80, Calderón y Eleta iniciaron una exitosa campaña de recolección de fondos y localizaron un templo masónico que quedaba “cesante” porque todos los miembros de la logia eran norteamericanos y abandonaban el país, pues había comenzado la reversión de los terrenos de la Zona del Canal. El templo fue comprado y habilitado como sede del MAC, y allí nació un proyecto que hizo del Museo “la niña consentida de los artistas nacionales” en la primera mitad de los años 80. Desde su nueva sede, el MAC siguió con la estrategia de PANARTE: organizar exposiciones de pintura, principalmente. Cada artista que exponía donaba una de sus obras al museo. Este es el origen de la valiosa colección que hoy es uno de los platos fuertes del “menú” de la junta directiva.

Lo que viene…
La meta de crear un museo que exponga su colección de manera permanente implica realizar las siguientes tareas:

  • Restauración de las obras. “Poner en valor” la colección incluye varias etapas. Ahora las obras son limpiadas, restauradas y catalogadas. “No están deterioradas. Sólo algunos marcos tenían comején. Toda obra de arte debe limpiarse al menos cada cinco años. Ahora estamos haciendo ese trabajo con la colección”, señala Calderón.
  • Planeamiento de exposiciones. El consejo técnico del MAC, conformado por personas que tienen experiencia en curaduría e historia del arte, hará una propuesta para organizar exposiciones a lo largo del año, con el fin de develar los encantos de la colección y hacerla “disfrutable” a públicos diversos. “Se harán exposiciones temáticas o bien se mostrará la producción de varios artistas en un periodo determinado; también se presentará la obra producida con una técnica específica o las huellas, las influencias, los encuentros, las coincidencias y las divergencias de artistas que han donado su obra a la colección durante 40 años”, explica Calderón.
  • Ampliación del compás. El consejo técnico, adicionalmente, ha abierto las puertas del Museo para escuchar y seguir “otras voces”. El MAC recibirá propuestas para montar exposiciones especiales con piezas de la colección o con obras nuevas. De hecho, una de las prioridades es habilitar espacios específicos para exponer el “arte joven”. ¿Habrá limitaciones en cuanto a la técnica? No. Calderón se apresura a aclarar que el Museo incluirá todas las artes visuales. Es decir, no se limitará a pintura, grabado, escultura y otras “tradicionales”. El video, la fotografía y sus variaciones también entrarán por la puerta grande.
  • Divulgación efectiva. Para ampliar el acceso del público a la colección, el MAC plantea fortalecer el programa de divulgación que desarrolla ahora con escuelas públicas y que es financiado por el Club 20-30. “Las escuelas invitadas seleccionan un grupo de niñas y niños que llegan al Museo. El grupo hace una visita guiada por las salas, toma una merienda y luego tiene una experiencia creativa. Con diversos materiales se les anima a hacer sus propios trabajos”, señala la presidenta de la junta directiva del Museo. En una próxima etapa, se harán talleres para ampliar la capacitación de los guías de estos grupos y, más adelante, talleres especiales para los profesores de arte de las escuelas públicas y privadas. “De esa manera, conseguiremos que, desde la niñez, apreciemos el valor de las obras que se producen en Panamá. También lograremos que el Museo sea percibido como un lugar fácil de visitar y como un espacio hecho para disfrutar algo tan humano y maravilloso como el arte”, puntualiza Calderón.
  • Señalización en el mapa. El plan de trabajo de este año, además, incluye puntos tan elementales como enseñar a los habitantes de la ciudad dónde está el Museo y cómo llegar al lugar. “Los taxistas no saben dónde está el Museo. Es necesario hacer mapas y dejar información, incluso en las agencias de turismo, pues queremos que también los turistas aprecien la colección”, continúa Calderón.
  • Mejoramiento constante. La apertura de una tienda de objetos de arte y accesorios, y de una cafetería, la publicación de un boletín trimestral, así como la adecuación de algunos espacios, también forman parte de las tareas que se ejecutarán a corto plazo en el MAC.

Para lograr las metas…
La “esencia” del Museo de Arte Contemporáneo siempre ha sido “privada”, hasta ahora manteniéndose gracias a quienes han deseado apoyar el desarrollo del arte en nuestro país. Al ser una organización sin fines de lucro, cualquier donación que recibe es deducible de impuestos, lo cual es un incentivo significativo. Pero, sobre todo en este momento, se hace evidente que cumplir las metas trazadas implica disponer de fondos no sólo para el funcionamiento, sino para invertir en actividades específicas.

Como es de esperar, el apoyo de la empresa privada tendrá un papel definitivo para que el MAC permita que un mayor número de personas tenga acceso a ver el arte que se produce en el país. ¿Pero hay dinero para esos “placeres”? La percepción de Calderón supera cualquier escepticismo. La pintora ha sondeado el medio y considera que los empresarios aprecian el valor del arte. “El país está maduro para tener un museo. La empresa privada siempre ha apoyado al MAC, sólo es necesario presentar un proyecto viable y bien estructurado”.

Aparte de un programa destinado a conseguir donaciones para las actividades de mayor envergadura, la junta directiva del MAC dirige sus ojos a un sector más amplio. Coqui Calderón asegura: “Sabemos que muchas personas colaborarán con el Museo mediante la donación de 36 dólares al año. A cambio, recibirán no sólo información sobre nuestras actividades e invitaciones a las exposiciones, sino que también estarán contribuyendo a que sus hijas e hijos conozcan y se enorgullezcan del arte que se produce en Panamá. Realmente tres dólares mensuales no es nada en comparación con los horizontes artísticos que les podemos abrir a nuestros niños a través de la existencia de un museo permanente.” Exactamente ahí está el sentido de apoyar la renovación del MAC: enorgullecerse de vivir en este país.

 

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Autores invitados

Wilkie Dixon