Psiconeuroinmunología: nueva ciencia… ¡nueva esperanza!
¿Sabía usted que sus pensamientos y su actitud positiva podrían ayudarle a vencer una enfermedad? Hay una estrecha conexión entre el cerebro, el sistema inmunológico y la salud. Una nueva ciencia nos recuerda la importancia de vigilar nuestro modo en enfrentar las vicisitudes diarias y así mejorar nuestra calidad y esperanza de vida.
¡Qué bueno es tener amigos!
¿Qué es la Psico-neuro-inmunología?
A través de la Psico-neuro-inmunología (PNI), oncólogos, biólogos, nutricionistas, neurólogos, patólogos, psiquiatras y psicólogos están explorando la conexión entre el cerebro, el sistema inmunológico y el sistema endocrino, y descubriendo cómo nuestro estilo de vida, y específicamente nuestros pensamientos y nuestras emociones, pueden impactar el curso y progreso de una enfermedad y, más aún, hasta la vulnerabilidad que una persona tiene hacia una enfermedad. Se ha descubierto que el estrés y la ansiedad liberan hormonas y neurotransmisores necesarios para el manejo de la situación riesgosa (cortisol, adrenalina, noradrenalina, encefalinas, beta endorfinas), pero que de «carambola»
ejercen un poderoso impacto negativo en las células NT, T y B del sistema inmunológico (nuestras «recién conocidas» viejas amigas… ¿recuerdas?), bajando su número e impidiendo su trabajo. Aun cuando las interacciones entre unas y otras son complejas, se puede decir que la principal influencia es que mientras estas hormonas aumentan en todo el organismo, la función de las células inmunológicas se ve obstaculizada: el estrés anula la resistencia inmunológica, al menos de una forma pasajera. Pero ¿si el estrés es constante e intenso esta anulación podría volverse duradera…? La respuesta: es muy posible que sí. Tal parece que es de nuestro mayor interés cuidar bien de estos «recién conocidos» viejos amigos. Según la PNI, lo podemos hacer vigilando nuestro modo de vida; respetando el descanso; cuidando la alimentación; haciendo regularmente ejercicio moderado; practicando la meditación; cuidando nuestros pensamientos y sentimientos, y desarrollando actividades que nos dan una sensación de serenidad, propósito, sentido, alegría y tranquilidad.
Las lecciones de un grupo de mujeres «mastectomizadas»
Interesado en el tema de la PSI, y la interacción entre actitudes, pensamientos y autocuración, en el año 2002 realicé una modesta investigación cualitativa, financiada privadamente, con mujeres sobrevivientes de cáncer. Los directivos y psicólogos del Instituto Oncológico Nacional (ION) apoyaron nuestro interés y, con el concurso de varias enfermeras, logré ponerme en contacto con un grupo de mujeres, de entre 30 y 55 años, que tenían cinco o más años de haber sido mastectomizadas por cáncer de mama y que estaban gozando de buena salud.
Conversar con cada una de ellas fue una experiencia transformadora para mí. Me ayudó a entender el papel de los factores psicológicos (como la personalidad y la actitud general frente a la vida) en el desarrollo, la progresión y, en algunos casos, hasta la posible remisión de una enfermedad tan terrible como el cáncer. Entre las cosas que ellas me ayudaron a descubrir estaban las siguientes:
- Aceptación frente a la enfermedad no significa «rendición»: Todas las mujeres que entrevisté tenían un alto grado de aceptación frente a la enfermedad. Sin embargo, todas entendían lo potencialmente grave que era y respetaban «la fuerza del enemigo», pero sin dejarse amilanar por el peligro.
- El humor frente a la adversidad es una medicina potente: Como quien camina sobre el filo de una navaja y tiene la entereza de mofarse del asunto, las mujeres del grupo sabían hacer chiste de su situación cuando era apropiado. Entre algunas de ellas llamaban a la enfermedad con diferentes sobrenombres, como burlándose con cierto cariño de ella, («el Canciller» le decían algunas) y, entre todas, tenían la capacidad de reírse de la adversidad -una de ellas contó riéndose la vez que, en medio de un almuerzo de trabajo, el relleno del sostén se movió de lugar y apareció por encima de la blusa-.
- La solidaridad y unión frente al enemigo común es un bálsamo refrescante: Las mujeres que entrevisté estaban involucradas con otras mujeres en actividades de apoyo mutuo, asistían a grupos de mujeres, labores voluntarias, etc. Algunas estaban trabajando voluntariamente para conseguir que nuevas medicinas fueran traídas para atender a los enfermos.
- Una sólida vida espiritual puede ser una muralla contra el curso de la enfermedad: Rezar el rosario, participar en misas, meditar, leer la Biblia, compartir la palabra de Dios y, sobre todo, tener un diálogo constante con Dios, tal y como cada una de ellas lo entendía, eran actividades comunes en las mujeres del estudio. Interesantemente esto no implicaba que no tuviesen momentos de duda, fatiga y hasta enojo muy fuerte con Dios.
- La «alquimia» emocional transforma el dolor en esperanza: Estas mujeres tenían la capacidad de transformar el dolor y la adversidad en fortaleza y decisión. Incluso cuando su enfermedad era acompañada con frecuencia de dolor, de momentos de duda y angustia muy fuerte, ellas tenían la capacidad de transformarlo o «metabolizar» toda esa energía en fortaleza y esperanza.
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PNI: Sabiduría popular y ciencia se unen
Lo que encontré en la investigación no es muy diferente de lo que por cientos de años los médicos, filósofos y sabios han venido diciendo: Que la mente y el cuerpo son una sola cosa. Aristóteles, por ejemplo, estaría de acuerdo con los descubrimientos de la PNI. Él, en el siglo IV antes de Cristo, decía que la psique (alma) y el cuerpo reaccionaban complementariamente una con otro, y que «un cambio en el estado de la psique produce un cambio en la estructura del cuerpo, y a la inversa, un cambio en la estructura del cuerpo produce un cambio en la estructura de la psique».
Actualmente toda esa sabiduría se viene sistematizando (separando la sabiduría popular de la ciencia) a través de la proliferación voluminosa de investigaciones y estudios sobre la PNI, puesto que estudiando la autorregulación psicofisiológica del organismo y los mecanismos de interacción y comunicación entre el sistema nervioso, el inmune y el endocrino nos están aportando una nueva ciencia… y una nueva esperanza.