Cuerpo y Alma

¡Lo orgánico está de moda!

Los alimentos orgánicos ofrecen múltiples beneficios para la salud porque son cultivados sin el uso de químicos y sustancias tóxicas que podrían causar enfermedades.

Desde vino hasta comida para mascotas, ya casi no existen alimentos que no vengan en versión «orgánica».  Aunque los más vendidos son las frutas y los vegetales, ahora hasta la comida chatarra es parte de este grupo.  Frito-Lay, por ejemplo, ofrece «Tostitos Organic Tortilla Chips» y Heinz Company ahora produce ketchup orgánico.  Incluso Ben & Jerry’s ha lanzado al mercado helados orgánicos en cuatro sabores, y ni hablar de la variedad de sopas, pastas y cereales que se ofrecen.  No hay duda de que el mercado de los alimentos orgánicos cada día crece más satisfaciendo la demanda de los consumidores que ahora exigen este tipo de productos en supermercados y tiendas especializadas.  Pero, ¿por qué tanto alboroto?

Un producto orgánico es un alimento que se produce a base de métodos agrícolas tradicionales sin el uso (o uso mínimo) de químicos o sustancias tóxicas potencialmente dañinas para la salud  -entiéndase pesticidas, herbicidas, hormonas, etc.-.  Además, no es modificado genéticamente y su producción procura el equilibrio del medio ambiente.  Por ejemplo, al ganado considerado orgánico no se le da antibióticos ni hormonas para el crecimiento.  Suena algo complicado, pero ya existen reglamentos internacionales sobre lo que se considera un alimento orgánico, incluso en Panamá.  Y ojo, que hay una gran diferencia entre un producto «natural» y uno «orgánico», porque el natural, aunque no contiene elementos artificiales, puede ser cultivado con la ayuda de cualquier químico.  Al comprarlos, el consumidor debe asegurarse de que el alimento lleve la certificación necesaria (de la autoridad competente del país de producción) para estar seguro de que el producto es verdaderamente orgánico.

Las razones para volverse un consumidor de este tipo de alimentos son numerosas.  La más obvia es que al ingerirlos consumimos menos sustancias tóxicas y, por ende, protegemos nuestra salud, ya que algunos estudios asocian los pesticidas y otros químicos utilizados en la agricultura moderna con enfermedades como el cáncer y la infertilidad.  Pero, además, los productos orgánicos son producidos en granjas que utilizan métodos de producción amigables para la naturaleza y usualmente vienen en empaques biodegradables o reciclados.  En cierta forma, el consumidor orgánico está apoyando la agricultura de pequeña escala, la diversidad biológica y la protección del medio ambiente, a la vez que cuida su salud.  Eso sí, que un producto sea orgánico no quiere decir que no engorde ni que no contenga azúcar u otros edulcorantes; hay que ser moderados al consumirlos.

Todavía se debate entre los expertos si los productos orgánicos tienen en realidad mayor valor nutricional que los alimentos cultivados regularmente, pero lo que sí es cierto es que muchos famosos chefs prefieren cocinar con alimentos orgánicos por su sabor y frescura.  Y aunque algunos piensen lo contrario, consumir alimentos orgánicos no presenta un riesgo mayor que el de consumir alimentos regulares; claro, que como con toda clase de frutas y verduras, se deben lavar antes de consumirse para asegurar su limpieza.

A pesar de su elevado costo -usualmente mayor que el de los alimentos regulares-, en muchos países de Europa y Norteamérica la venta de los alimentos orgánicos se ha convertido en una industria multimillonaria.  Sólo en Inglaterra hay 25 variedades de papas orgánicas e incluso el gigante de libros Amazon.com vende más de 3,000 productos orgánicos por Internet.

Según Jaime Picada, representante centroamericano de la certificadora Bio Latino (que certifica qué productos son orgánicos y cuáles no), en Panamá el movimiento orgánico comenzó en 1990 con un grupo de productores de Cerro Punta.  A la misma vez, la organización Fe y Alegría desarrollaba una granja integral en Penonomé y, en Bocas del Toro, se producía cacao orgánico.  El movimiento fue creciendo poco a poco y en el año 2002 se creó en Panamá la Ley 8 de 24 de enero que establece las regulaciones de las actividades agropecuarias orgánicas.  En el 2004, se realizó el Primer Encuentro de Agricultura Orgánica en Panamá y, por lo visto, esta tendencia seguirá creciendo.  En términos económicos, los beneficios son previsibles ya que algunos países latinoamericanos como Argentina, ya exportan alimentos orgánicos.

En el mercado local, diversos establecimientos como los supermercados Riba Smith, Rey y las farmacias Metro ya ofrecen alimentos orgánicos.  Además, la apertura de una tienda especializada, Orgánica, es prueba de que los panameños se interesan cada día más por consumir este tipo de alimentos y mejorar su nutrición.  Y aunque en nuestro país todavía estamos comenzando, para los consumidores que buscan mejorar su calidad de vida y unirse a la nueva tendencia de volver a lo natural, los alimentos orgánicos pueden ser un importante primer paso a tomar.

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Jacqueline Souter

Jackie Souter

Gerente de Responsabilidad Social y Comunicaciones de Banco General. Licenciada en comunicaciones, Simon Fraser University. Fellow del Global Competitiveness Leadership Program, Georgetown University.